Las funciones lambda no son un concepto exclusivo de Python. Son típicas de la programación funcional, en la que es habitual que pases funciones como parámetro a otras funciones, o que devuelvas una función como resultado de invocar a otra función.
Si bien el concepto de retornar una función es extraño, y sus campos de aplicación podrían considerarse "avanzados" (decoradores, closures, incluso la posibilidad de evitar por completo la OOP y permitir mantener estado en variables de funciones en vez de en atributos de objetos), el concepto de pasar una función como parámetro es más fácil de comprender.
Por ejemplo, imagina que quieres hacer una función que cronometre cuánto tarda en ejecutarse otra función que recibe como parámetro (y por simplificar vamos a suponer que la función que recibe como parámetro no tiene parámetros). Entonces sería algo así:
import time
def cronometra(funcion_a_cronometrar):
antes = time.time()
resultado = funcion_a_cronometrar()
despues = time.time()
print("Ha tardado", despues-antes)
return resultado # Retornamos el resultado que originalmente devolvía la función
Ahora podemos usarla para cronometrar cualquier función "normal" con nombre, como por ejemplo:
def sumar_100_numeros():
total = 0
for n in range(100):
total += n
return total
cronometra(sumar_100_numeros)
Observa un detalle muy importante. A la función cronometra()
le estamos pasando el nombre de la función a cronometrar. Un error típico sería escribir cronometra(sumar_100_numeros())
. Esto estaría mal porque en este caso estaríamos llamando a sumar_100_numeros()
antes, para pasar después el resultado a cronometra()
. Esto daría un error, ya que ese resultado sería un entero, y no una función, por lo que cuando cronometra
intente llamar funcion_a_cronometrar()
rompería, ya que un entero no puede ser invocado.
En programación funcional es común esto de pasar funciones como parámetros de otras funciones. En la propia biblioteca estándar Python tienes las funciones sorted()
, max()
o min()
que admiten un parámetro llamado key
que sería la función que debe usarse sobre cada elemento de la lista a ordenar, antes de ordenarla. Internamente sorted()
llamará a esa función para cada elemento de la lista, y usará el resultado de esa llamada para comparar entre sí los elementos.
Esto nos permite por ejemplo ordenar una lista de tuplas por su segundo elemento:
lista = [(2, 0), (1, 100), (200, 1)]
# Escribimos una función que recibe un elemento de la lista
# y retorna el segundo valor de la tupla
def segundo_valor_tupla(tupla):
return tupla[1]
# Usamos esa función para ordenar
print(sorted(lista, key=segundo_valor_tupla))
Resultado:
[(2, 0), (200, 1), (1, 100)]
Hasta ahora hemos hablado de funciones como parámetros y las lambda no han aparecido por ningún sitio. ¿Cuándo es útil una lambda?
La respuesta es: cuando la función que voy a definir no es aprovechable en ninguna otra parte del código, y sólo la defino para ese caso particular.
En ese caso la función no necesita nombre porque se va a recibir como parámetro, y el parámetro ya tiene nombre (por ejemplo key
en el caso de sorted()
, o funcion_a_cronometrar
en nuestro primer ejemplo). Es a través del nombre del parámetro como invocaremos la función. Su "verdadero" nombre es irrelevante.
En ese caso puedo usar una función lambda. No obstante en Python las funciones lambda son bastante especiales. En cualquier otro lenguaje una lambda podría tener condicionales, bucles, etc... Su única característica sería que no tienen nombre, y que se asignan a un parámetro (o se retornan como resultado). En cambio en python no es posible escribir el código de la función en el lugar en que iría el parámetro debido a que python no tiene llaves, y por tanto no podemos usar estructuras de control "en línea". Por ello las lambda de python están muy limitadas y pueden ser solamente una expresión.
lambda parametros: expresion
equivaldría a la función
def _anonima_(parametros):
return expresion
De este modo podríamos reescribir nuestro ejemplo de ordenación con una lambda así:
print(sorted(lista, key=lambda tupla: tupla[1]))
Otro ejemplo de uso
Otro ejemplo sería para realizar rellenado parcial de parámetros, cosa que se entenderá con el primer ejemplo que puse antes, el de la función que cronometraba otra función.
En aquél ejemplo, la función cronometra()
se limita a llamar funcion_a_cronometrar()
sin argumentos, lo que venía bien para cronometrar sumar_100_numeros
, pero ¿y si quiero cronometrar, sin cambiar la función cronometra()
, una función que reciba parámetros, como por ejemplo:
def sumar_m_numeros(m):
total = 0
for n in range(m):
total += n
return total
En este caso no puedo hacer cronometra(sumar_m_numeros)
porque no le estaría pasando ningún parámetro y daría error, pero tampoco cronometra(sumar_m_numeros(1000))
, porque en este caso llamaría antes a la función y pasaría el resultado a cronometra()
, en vez de pasarle la función.
La solución sería crear una función "tonta" que no reciba parámetros y que internamente invoque a sumar_m_numeros(1000)
, y pasar esa función "tonta" a cronometra()
.
Cambia "tonta" por lambda y ya lo tenemos:
cronometra(lambda: sumar_m_numeros(1000))
Párate a pensar un momento este ejemplo. Lo que estamos pasando a cronometra()
no es el resultado de ejecutar sumar_m_numeros(1000)
, sino una función (la lambda) que aún no ha sido ejecutada. Cuando cronometra()
invoque funcion_a_cronometrar()
estará invocando la lambda, y en ese momento, al ejecutar la lambda, se evaluará la expresión sumar_m_numeros(1000)
invocandose por primera vez esta función.
Este patrón se ve a menudo cuando necesitamos pasarle a una función otra que no recibe parámetros, pero queremos ejecutar una que sí los recibe. Un lugar típico donde se ve esto es a la hora de asociar acciones a botones en una GUI como Tkinter.