A veces tengo la impresión de que elegir las columnas que constituirán
la clave primaria de una tabla es una decisión que suele tomarse muy a
la ligera, cuando la realidad es que la correcta elección de las
claves primarias es un factor decisivo para poder construir un modelo
relacional de base de datos bien formado, coherente, mantenible y
fácilmente ampliable. Lo más irónico del asunto es que en realidad
resulta una tarea muy sencilla si se comprende que ningún valor tomado
del dominio que estamos intentando modelar sirve para identificar
unívocamente a los registros en base de datos. Dicho de otra forma,
no puede utilizarse como clave primaria una columna que contenga información que tenga significado para los usuarios; hay que crear
una columna expresamente para la clave primaria. O dicho de una
tercera forma, si tiene que crear una tabla de personas no utilice DNI
como clave primaria.
¿Pero por qué no es una buena idea elegir DNI como clave primaria?,
¿acaso ese número no nos identifica de forma unívoca?. Pues sí, pero
rotundamente NO. Piense por ejemplo que los menores de edad o los
ciudadanos de otros paises no tienen normalmente un carnet de
identidad, y todo ello sin mencionar además el hecho de que los
números del DNI no son únicos, históricamente la misma numeración se
ha reutilizado en distintas personas.
Puede que en este momento esté pensando en alternativas muy
inteligentes para tratar de resolver los problemas que se plantean en
el párrafo anterior, posiblemente mediante la incorporación de nuevas
columnas a la clave primaria, pero créame, déjelo, el esfuerzo será
inútil, la realidad es que los problemas no desaparecerán, se
incrementarán. Por ejemplo, podemos pensar que podremos almacenar
menores de edad en nuestra tabla si añadimos una nueva columna a la
clave primaria que nos indique si en realidad el DNI es suyo o de su
representante legal. Pero ocurre que una persona puede tener varios
hijos, con lo cual necesitariamos otra nueva columna para
distinguirlos. También podemos pensar que podremos almacenar personas
de distintos paises si añadimos una nueva columna que nos indique la
nacionalidad de cada persona, permitiendo así además que un mismo
número se repita para personas de distintos paises. Pero ocurre que
una persona puede tener varias nacionalidades. Y así, vuelta a
empezar. Lo normal es que siguiendo esta línea de razonamiento se
acabe necesitando facilmente 7 u 8 columnas más. En lineas generales
no se deben utilizar claves primarias compuestas en las tablas maestras, es decir, claves formadas por varias columnas en las
tablas que almacenan las entidades básicas que gestiona un sistema.
Complica los modelos haciéndolos difíciles de mantener y ampliar.
Piense en el ejemplo anterior, en si persitieramos en nuestra idea
original de utilizar DNI como clave primaria, de forma que el día de
mañana nos encontráramos un problema de los antes citados, y que
además lo solucionáramos añadiendo un nuevo campo a la clave primaria.
Pues ocurriría que tendriamos que añadir ese nuevo campo a todas las
tablas y procesos que hicieran referencia a la tabla de personas. El
cambio no sería único y localizado, si no que se expandería como una
enfermedad contagiosa por todas las entidades y procesos del sistema
que tuvieran algún tipo de relación con la tabla de personas.
Hay que tener cuidado con las claves compuestas, sobre todo porque a
veces se presentan camufladas bajo la apariencia de lo que normalmente
se denominan “códigos inteligentes”. Un código inteligente es la unión
de varias claves en una sola columna, o sea, una clave primaria
compuesta con piel de cordero. Un ejemplo típico de este tipo de
código son los localizadores, como el de una entrada de cine en la que
figura “S07-F12-B08”, lo que vendría a significar “Sala 7” (S07) “Fila
12” (F12) “Butaca 8” (B08). Este tipo de composición se utiliza a
veces para identificar las entidades por su ubicación, suponiendo el
hecho de que sólo puede haber una entidad en un mismo sitio a un mismo
tiempo. El principal problema que plantea este tipo de clave primaria
es que a veces, en el mundo real, las entidades se extravían y acaban
en localizaciones distintas a las que indican sus códigos, siendo
necesario cambiar las claves primarias en la tabla principal y en
todas las tablas en las que aparezcan referenciadas, lo que puede ser
bastante laborioso, por no decir engorroso y proclive a errores.
El párrafo anterior nos da las dos últimas pistas definitivas para
entender el por qué no hay que utilizar DNI como clave primaria de la
tabla de personas. La primera pista es que una clave primaria nunca
puede depender de información introducida manualmente. Si se hace
depender el valor de una clave primaria de lo que escriba un usuario
se está creando una dependencia brutal de éste con el funcionamiento
interno del sistema. El acoplamiento entre capas de una aplicación
siempre debe ser débil, de forma que se pueda modificar cada
componente de forma individual sin afectar al resto, y en
consecuencia, las reglas que rigen el mundo real no tienen porque
influir en las que se establecen en el interior de una aplicación. Si
la clave primaria de la tabla persona fuera DNI, y el día de mañana se
decidiera utilizar el NIF, entonces se tendría que cambiar todo el
modelo y los procesos para gestionar la clave como un campo
alfanumérico en vez de como sólo nunérico. Si DNI no fuera clave
entonces bastaría con cambiar ese campo concreto de forma aislada.
La segunda pista es que una clave primaria nunca ha de poder
modificarse. La clave primaria de un registro identifica de forma
unívoca a un objeto dentro del dominio que se está modelando. Si se
cambia la clave primaria de un registro se produce una “mutación” por
la cual el registro pasa a representar a otro objeto. Este aspecto
quizás sea un poco sutil de entender, sobre todo por que conlleva
cierto nivel de abstracción. Una persona se podría decir que es la
suma de sus características individuales, así como del lugar que ocupa
en cualquiera de las dimensiones en las que se proyecta (y
posiblemente de su ausencia en las dimensiones en las que no se
proyecta). Es una entidad, un ser único y distinguible. Su clave
primaria ha de identificarlo de forma unívoca, si se cambia
representaría otra entidad, no al individuo original. Piense en
términos de variables, como las que se utilizan normalmente en
cualquier lenguaje de programación. Primero se definen, y luego se les
puede cambiar su contenido, de igual forma que una persona puede
cambiarse de ropa o de peinado. Las variables siempren hacen
referencia a una misma información concreta, independientemente del
valor que contengan en un momento dado. Con las personas ocurre lo
mismo, da igual el peinado o la ropa que llevemos, e incluso donde nos
encontremos, por encima de todo seguimos siendo nosotros mismos, no
otros. Si a una persona se le cambia su DNI porque se introdujo un
número equivocado en el alta, debe seguir siendo la misma entidad que
se insertó originalmente en el sistema, no otra distinta que implique
una actualización masiva de las relaciones.
En definitiva, la forma correcta de identificar las entidades en una
tabla es utilizar un código o identificador único que carezca de
significado en el mundo real. Un simple valor numérico generado de
forma secuencial es suficiente. La idea es crear una tabla con una
primera columna de tipo numérico que sirva como clave primaria. En el
ejemplo inicial, la tabla de personas, podría ser algo como: ID_PERSON
NUMBER(10) NOT NULL. De forma que cuando se inserte una primera
persona en la tabla se le asigne el valor 1 como clave primaria (ó
1527, es indistinto). Cuando se inserte una nueva persona se le asigne
el 2 (ó 1528). Y así sucesivamente. De esta forma no hay posibilidad
de conflictos, o lo que es lo mismo, de encontrarse con errores por
claves primarias duplicadas. Cada persona queda emparejada con un
identificador que le distingue unívocamente del resto. Y lo dicho para
persona sirve para cualquier tipo de entidad. Un motor no se
identifica por su número de bastidor, sino por su clave primaria. Un
televisor no se identifica por su número de serie, sino por su clave
primaria. Una factura no se identifica por su número, sino por su
clave primaria. Un usuario no indentifica por su nombre, sino por
clave primaria. ¿Captan la idea?
Esta forma de definir las claves suele crear bastante confusión en los
desarrolladores no acostumbrados a esta forma de modelar. Las primeras
cuestiones que se suelen plantear son la tocantes al rendimiento,
sobre todo porque las búsquedas por columnas como DNI son bastantes
habituales. Al dejar de ser parte de la clave primaria hay que definir
índices adicionales sobre las tablas para estas columnas. Algunos
diseñadores reniegan espontáneamente cuando se sugiere añadir varios
índices sobre una misma tabla alegando que corresponde a un mal
diseño. Pero entonces, ¿para qué diablos queremos los índices?. Otra
cuestión habitual que se suele plantear es cómo generar las claves
primarias. La respuesta creo que depende en gran medida de las
herramientas que se utilicen para desarrollar. Oracle por ejemplo
proporciona los objetos de tipo SEQUENCE, que generan valores
secuenciales de forma atómica. Algunos gestores permiten indicar que
las columnas sean autoincrementales, de forma que cada vez que se
inserta un registro se genera automáticamente un nuevo valor. Los
“gurús” suelen divagar acerca de aspectos tales como si es necesario
utilizar una única secuencia para todas las entidades del sistema o
una secuencia distinta para cada tabla. Lo que está claro es que nunca
se debe ejecutar COUNT o MAX sobre las tablas para obtener el
siguiente secuencial, son atentados directos contra la integridad y el
rendimiento de la aplicación. Otra cuestión que se suele plantear es
el tema del tamaño requerido por la columna de la clave primaria. Un
tamaño de 10 representa una cantidad de diez billones de valores
posibles, suficiente para la mayoría de aplicaciones de propósito
general. Lo que hay que hacer sobre todo es que todas las tablas
tengan una columna de clave primaria con el mismo tamaño, no cada una
con un tamaño distinto ajustado en función de su ocupación estimada.
Referente a esta última cuestión, hay que matizar que añadir una
columna de tamaño diez no implica añadir automáticamente 10 bytes por
registro, el espacio adicional requerido dependerá enteramente del
gestor de base de datos que se esté utilizando.
Trabajar con tablas definidas de esta forma por primera vez puede
resultar un tanto inquietante al principio. Puede parecer que mantener
la coherencia de tantos identificadores es algo complicado, pero no lo
es, de hecho, hoy en día es la forma más natural de diseñar y
trabajar. Simplifica el diseño de las capas de persistencia con las
que se consiguen mapear los objetos en memoria, al tiempo que ayuda a
separar la información que resulta significativa para los usuarios de
la forma en que se gestiona internamente. Si sus herramientas no
soportan esta forma de trabajar vaya pensando seriamente en
sustituirlas por otras nuevas.
Y por último, no quería dejar de comentar el hecho de que seguramente
todos estos razonamientos parezcan complicaciones innecesarias para
sistemas pequeños en ambientes muy controlados. Sin embargo, pensar
así es olvidar una máxima informática que hay que tener siempre muy
presente: ¡los requerimientos siempren cambian!