La estrategia será la de engañar al compilador para que imprima el valor como un entero. Pero si intentamos lo siguiente:
#include <stdio.h>
main()
{
float pi = (float)3.1416;
printf("%f\n", pi);
printf("%x\n", (int)pi);
}
El cast truncará los decimales
3.1416
3
Lo mismo ocurrirá si hacemos lo siguiente:
printf("%x", pi);
El %x
hará un cast a int
antes de formatear la salida a hex.
Entonces, que otra alternativa tenemos? Podemos intentar con apuntadores:
#include <stdio.h>
main()
{
float pi = (float)3.1416;
float* f_ptr = π
printf("%f\n", pi);
printf("%f\n", *f_ptr);
printf("%x\n", *((int *)f_ptr));
}
3.141600
3.141600
40490ff9
La tercer salida es la que esperábamos. La segunda salida es para demostrar que si dereferenciamos el apuntador nos dará el valor de pi
. Pero en la tercer línea:
printf("%x\n", *((int*)f_ptr));
Aquí tenemos que el segundo argumento de printf
es un apuntador a float
casteado a int *
. Aquí le decimos al compilador: "Ok, yo sé que te estoy enviando un float, pero pretendamos que se trata de un apuntador a int", y entonces, una vez dereferenciado (el * mas a la izquierda, dándonos un entero), y convertiendo la salida a hexadecimal, obtenemos la salida esperada.