El problema de retornar un puntero a una variable local es que, por defecto, el almacenamiento de las variables locales es en la pila, pero la pila es reutilizada una y otra vez cada vez que llamas a otras funciones.
Por tanto, si intentas acceder desde fuera de esa función a la dirección que te ha retornado, lo que encuentres allí es básicamente impredecible. Si la pila no fue reusada aún, quizás esté todavía el valor de la variable original. Si ha sido reusada estará otra variable. Incluso puede depender del compilador o del operativo (ver actualización más abajo).
Una forma de resolver lo anterior es poner la palabra static
delante de la declaración de la variable. Así:
int *funcion() {
static int dato;
dato = 20;
return &dato;
}
Este modificador static
hace que el compilador reserve espacio para esta variable en el segmento de datos del programa, en lugar de la pila. El segmento de datos es donde se almacenan normalmente las variables globales, por lo que en cierto sentido esta variable dato
es como si fuera global, sólo que no es visible desde fuera de la función. Al no estar guardada en la pila, tiene una dirección fija de memoria que puede ser retornada. Además, no es "borrada" una vez que la función retorne (la próxima vez que llames a esa función, la variable aún tendrá lo que guardaste en la ejecución anterior, por ello se puede usar para almacenar cosas como un contador de cuántas veces fue llamada la función, sin necesidad de recurrir a variables globales).
Usando static
el comportamiento ya es predecible y el warning de que estás devolviendo un puntero a una variable local desaparece. No obstante, aún pueden acecharte trampas como esta:
#include <stdio.h>
int *funcion(int valor) {
static int dato;
dato = valor;
return &dato;
}
int main(){
int *resultado1;
int *resultado2;
resultado1 = funcion(5);
resultado2 = funcion(10);
printf("resultado1 contiene %d\n", *resultado1);
printf("resultado2 contiene %d\n", *resultado2);
return 0;
}
¿Qué esperarías por pantalla? Quizás no es lo que sale... compruébalo. Si acertaste es que ya lo tienes claro :-)
Actualización: ¿qué pasa si quito static
del ejemplo anterior? Un rompecabezas
Lo que ocurra depende en gran medida del compilador y operativo en el que hagas la prueba. Yo he probado en tres plataformas diferentes con los siguientes resultados.
- En Ubuntu server 16.04, con
gcc
5.4.0 el programa "rompe" con una violación de segmento. Esto ocurre porque aparentemente gcc ha decidido que si una función retorna un puntero a su pila, en lugar de retornar esa dirección, el compilador la cambia por 0. Es decir, la función retorna un puntero nulo. El intento de usarlo después para ver su valor causa el segfault.
- En OSX (Darwin 17.5.0), con
gcc
4.2.1 (versión de Apple 9.10), el programa no rompe, y muestra siempre 10 en el primer printf()
y 0 en el segundo.
- En Ubuntu server 14.04 con
gcc
4.8.4, el programa tampoco rompe y muestra 10 en el primer printf()
y un número diferente cada vez (alrededor de 32600) en el segundo printf()
.
El comportamiento de los dos últimos casos merece una explicación.
Cuando omitimos static
, la dirección que retornamos es una dirección dentro de la pila. No obstante la pila es una zona de la memoria que se reutiliza. Cada vez que invocamos una función, en la pila se guardan los parámetros que se le pasan, la dirección de retorno, y los registros que el compilador decida apilar como parte de la entrada a la función. Encima de esos datos, se crea espacio para las variables locales de la función. Toda esta información conforma lo que se llama un "marco de pila". Si desde esa función se llama a otra, un nuevo marco se crea encima del anterior. Cuando una función retorna, su marco de pila es "liberado", en el sentido de que el puntero de pila retrocede al marco anterior.
Revisemos el código:
resultado1 = funcion(5);
resultado2 = funcion(10);
printf("resultado1 contiene %d\n", *resultado1);
printf("resultado2 contiene %d\n", *resultado2);
Cuando llamamos por primera vez a funcion(5)
se crea un marco de pila con el parámetro que le pasemos, la dirección de retorno (apuntando a la siguiente instrucción dentro de main()
), las variables locales de funcion()
y el resto de cosas que decida meter el compilador. La función copia su parámetro (5) a su variable local y retorna la dirección de esa variable local, que apunta a una dirección dentro de su marco de pila. Pero cuando la función retorna, ese marco es "liberado". Mientras no llamemos a otra función el antiguo marco aún está en memoria (pues aunque se libera, no se borra), por lo que aún podríamos ir a *resultado1
y ver allí un 5.
Sin embargo al llamar a funcion(10)
la segunda vez, se crea un nuevo marco de pila que sobreescribe al anterior, y por tanto (y ya que en este caso el marco de pila será idéntico en estructura porque estoy llamando a la misma función), en la dirección a que apuntaba resultado1
se guardará un 10. El puntero resultado2
apuntará a la misma dirección que resultado1
, por lo que cualquiera de los dos mostraría 10.
Es por eso que, tanto en OSX como en Ubuntu 16.04, el primer printf()
muestra 10 en lugar de 5. Pero... ¿por qué el segundo printf no muestra también 10?
La razón es que al llamar al primer printf()
¡estamos invocando una función! Y por tanto estamos reescribiendo el marco de pila otra vez. En la dirección direccion1
(o direccion2
, pues son iguales) veremos ahora lo que sea que el primer printf()
haya necesitado guardar en sus variables locales. Aparentemente en OSX es siempre un cero, mientras que en Ubuntu 16.04 es un número variable (probablemente parte de algún puntero, pues el cargador de linux aleatoriza las direcciones en las que carga el programa y así los valores de los punteros son diferentes en cada ejecución).